Tamaña Vergüenza


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A alguien tengo que contárselo.
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Me pasó recientemente. Estoy jugando un torneo de ajedrez por internet
y hasta ahora he pasado la mayor vergüenza de mi vida.

Sucede que me he quedado desempleado. Debido a esta eventualidad siempre ando corto de dinero.

Un día me dispuse a hacer mi jugada semanal por internet intentando emular mi época de campeón estudiantil, pero tenía el temor de que se me hubiese pasado la hora ya que tenía que hacer por lo menos una jugada semanal y este era mí ultimo día y mi última hora para hacerla. Andaba muy urgido. Estaba fuera de mi casa y tenía que conseguir un cyber rápido y barato.

De tanto buscar por fin conseguí uno que se llamaba "El Cyber Socialista". Era bastante barato. Si digo que era “horrendo” siento que ofendo a esa palabra comparándola con ese lugar. No tenía aire acondicionado, algunos fumaban, las luces eran pobres, era bullicioso y olía mal. Los presentes estaban casi todos apiñados, unos al lado de otros.
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Vi en las paredes graffitis y al principio no pensé que formaran parte de la decoración original del local, pero sí, la intensión del decorador fue colocar graffitis en la pared. Sentía la sensación de estar en una guarida de malandros y no en un cyber. Me sentía como en un bar de mala muerte.

El local estaba repleto a reventar, debe ser por lo barato. El portugués que me alquiló la máquina creo que me dio la peor y en el peor sitio, o no se si es que todas eran así pero la que me tocó parecía una maquina de escribir con un televisor viejo y destartalado arriba. Aparte de eso me dio una silla a la que le faltaba una pata y eso fue el origen de mi desgracia.


(Esta computadora se ve moderna en comparación
a la que me tocó en ese cyber)

Había gente jugando, otros haciendo sus tesis, otros con sus trabajos del colegio, imprimiendo o simplemente chateando.
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Cuando apenas comencé a navegar me dí cuenta de que la silla me hacía tambalear mucho, claro con solo tres patas había que ser un equilibrista para mantenerme en la misma posición, cosa que no logré.

Todo pasó en un momentico. Sin darme cuenta me fui hacia delante, le pegué la frente al monitor, este se cayó detrás del mesón donde estaba ubicado, arrastró unos cables y arrancó la deficiente instalación eléctrica del lugar. Se apagaron todas las computadoras y todas las luces. Se escuchó la indignación general, comenzó el bullicio, el alboroto, los gritos de lamento, la bulla y todo el lugar se convirtió en un caos.

Como buen ajedrecista pensé y actué rápido. Como es costumbre en mí me dispuse a hacerme el "Mogollón", me paré y me senté en otra silla, la de alguien que se había levantado a observar y enterarse de donde venía toda aquella catástrofe.
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Tenía yo la esperanza que con la oscuridad pocos me hubiesen visto y pensé que me daría tiempo de acercarme poco a poco hasta la puerta, emprender la huida y salvar mi honor (y mi pellejo).

Pero mi plan no era del todo correcto porque alguien me vio y actuando como si fuera la propia vieja chismosa me acusó delante de todos. En un instante me vi obligado a cambiar de deporte. Pasé de ajedrecista a velocista. Pegué la carrera hacia la puerta y estoy seguro que ni el mismo campeón mundial Usain Bolt hubiese corrido tan rápido por ese lugar.

Salí corriendo a millón y cuando pasé frente al portugués dueño del local, éste me lanzó el perro caliente que se estaba comiendo, el cual creí haber esquivado pero al llegar a mi casa vi un pedazo de pan con salsa pegado al cuello de mi camisa.
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Mientras salía del local oí insultos, amenazas, quejas y maldiciones. Creí que me iban a linchar, corrí como alma que lleva el diablo. Me tiraron libros, vasos con refresco, chucherías y hasta sillas. Gracias a Dios las esquivé todas pero tuve como un mes sin pasar por esa calle. Tenía que dar una tremenda vuelta a la manzana cada vez que debía pasar cerca de allí.

Al principio me deprimí, me enfermé pensando en la vergüenza que pasé, me daban ganas de mudarme, pero… ahhhh, pensé: ese poco de tontos también deben haber hecho alguna burrada grande en su vida. Mientras tanto preferí porsia cambiar de look, me corté el cabello, me dejé una horrible barba y me asoleé, ahora uso gorra y lentes oscuros.
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Perdí todas mis partidas de ajedrez. Pero gracias a Dios después de un mes ya se me pasó la pena que fue originada prácticamente por culpa de un tacaño que no tiene ni idea de lo que es invertir en el mobiliario de una pequeña empresa como lo es un cyber.
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Si esta vaina es el Socialismo del siglo 21 que va, conmigo no cuenten. Que viva el capitalismo, el petróleo y todas las comodidades que nos proporcionan.

Chao, los quiero mucho.


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Con mi nuevo look antivergüenza
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